sábado, 17 de diciembre de 2011

Tiempo libre para cometer errores.

Ayer salí de vacaciones, y fue curioso porque no lograba relajarme. Se supone que las personas esperan ese último día con ansias, ¿por qué? Realmente estoy feliz de poder olvidarme de las responsabilidades por un tiempo; pero estoy pensando en los próximos dos meses, y no es como si las cosas fuesen a calmarse de ahora en adelante. Si algo he aprendido durante todo este tiempo es que demasiadas cosas pueden ocurrir en un par de meses y, por alguna razón, este factor se amplifica de manera inquietante durante el verano. Supongo que lo que sucede es que la gente ya no tiene tantos elementos estresantes y molestos que les impidan gastar su tiempo tomando todo tipo de decisiones locas y cometer errores a cada momento. Es fácil cuando tu vida gira entorno a algo específico y mundano... Simplemente todo sigue la misma rutina de siempre, sólo que de un modo aún más monótono y lento que durante el resto del año. Pero ya no es así para mi, por suerte. Ahora sé que estoy a punto de pasar por cosas buenas, malas, maravillosas y otras potencialmente horribles. En realidad, la curiosidad me carcome... Sé por experiencia propia que todo eso es real, y a penas tengo tiempo de tener miedo.

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