Al pensarlo, me sorprendo. Realmente no he escrito en este blog hace mucho tiempo... De hecho, ya ni siquiera escribo en mi cuaderno tan seguido como antes. Por lo general, solía escribir todas las noches, justo antes de dormir. Ese es mi modo de despejarme de todo lo que ocurre durante el día, y del montón de sentimientos que siempre estoy acumulando. Creo que esta escasez de escritura de mi parte de debe a que, en esta etapa de mi vida, todo gira en torno a otras cosas... Es loco pensar que en sólo un par de días más voy a estar haciendo el examen que, técnicamente, va a definir mi futuro. De algún modo sé que voy a tener buenos resultados... No piden demasiado puntaje para entrar a cine, y yo siempre he tenido buenas notas gracias a un trabajo sistemático. Pero creo que se trata un poco de eso; del estrés que he juntado durante años y que por fin, de una vez por todas, se va a disipar. Sin embargo, no puedo dejar de pensar en el tiempo que desperdicié sufriendo por todo y nada. No es que pueda evitarlo, pero estos últimos cuatro años han estado tan llenos de inestabilidad en tantas formas... A veces me alegra que todo esté terminando y poder comenzar pronto una nueva etapa, con personas diferentes, con oportunidades inesperadas... Pero también a veces me pone triste tener que dejar todo atrás, porque siempre hay cosas entrañables, siempre hay cosas que me causarán nostalgia en algún tiempo más...
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